lunes, 17 de junio de 2013

Leer con pasión, en la feria del libro

Ha terminado la Feria del libro de Madrid. Parece que con la que está cayendo, todos contentos: libreros, editoriales y autores. Este año más ventas, ¡que bien!, y mucha, mucha gente; riadas de personas ojeando las casetas, buscando con la mirada a su autor favorito, o  ese título que guarda en al cabeza para comprar en la feria, y del que ahora el atento paseante ya no se acuerda, con tanta borrachera de magníficas portadas haciéndose un hueco en las repisas de los puestos. Se le olvidó apuntar en la agenda esa novela que le recomendó su compañero de trabajo, o ese libro de historia que leía Julia; pero da igual, mejor así, desea ardientemente descubrir una joya que llevarse para leer enseguida, con la avaricia de ser el primero en descubrir un tesoro.
Mira y remira por los estantes. Ve al librero, al niño que le está pisando, una mujer lo empuja y una joven le da un codazo para hacerse hueco. Y a él se le van los ojos ente tanto título atractivo y cubierta llameante. Ya no sabe por dónde mirar. Se acerca tímidamente un pasito más y toma ese de pastas negras, con la figura de un hombre con un sombrero ladeado, ocultándole medio rostro y fumando un cigarro, con tan buena pinta, que parece esconder una interesante promesa. El librero, con ojos despiertos, se le acerca preparado a echarle el diente y comienza a explicarle sus libros: aventuras hilarantes e historias de pasión, secretos de familia, humor ingenioso, asesinos despiadados, policías corruptos, niños fantasma, mujeres aventureras, viajes por el mundo y un sinfín de fábulas e invenciones, porque el librero, en ese momento, ya es un contador de historias, un vendedor de humo, de sueños y montajes ilusorios. Y el paseante, ya convertido en rastreador de ficciones, elige ese increíble libro desconocido que se llevará a casa para leerlo en pijama, a la luz de la mesita de noche, que es como nos gusta leer a los lectores que no nos podemos despedir del último día de la feria del libro sin uno bueno en la mano. Porque soy de las que opinan que todo libro se convierte en algo mejor cuando se lee con pasión.
Y un año más, me alegra comprobar la buena salud de todos los madrileños: niños, adolescentes, adultos y mayores, que han acudido en masa a su cita anual para celebrar la gran fiesta de los libros en el Parque del Retiro.







 16 de Junio, 2013




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