
Desayuno.
La leche se ha terminado,
las tostadas están quemadas
y la miel es amarga.
La ropa del armario ya no es la mía
y los zapatos que encuentro en él son de otro número.
La casa está sin camas, el coche sin ruedas, las sillas sin patas.
Enciendo la luz
y las bombillas estallan.
Ando por la calle sin ver a nadie.
Las aceras se hunden
y mis pies tropiezan.
Los sombreros vuelan
y los paraguas se dan la vuelta.
Me miras sin ojos
y te beso sin labios.
Tu rostro aparece borrado,
y lo toco.
Tus labios son ásperos.
Tu lengua mordida se desprende.
Todo vuela por los aires
y Mary Poppins me dice adiós con la mano.